Juan Vaello Orts, en su libro Cómo dar clase a los que no quieren, presenta más de trescientas técnicas y estrategias para potenciar las habilidades sociales y emocionales del alumno, su motivación y su nivel de atención para conseguir mejores resultados académicos.
El secreto de enseñar no es tanto transmitir conocimientos como contagiar ganas, especialmente a los que no las tienen. Qué hacer con estos alumnos para integrarlos en la clase, o al menos conseguir que permitan trabajar a los que si quieren. Es el principal reto de las enseñanzas obligatorias, cuya superación pasa por la consecución de un clima favorable en el aula y en el centro mediante la creación de condiciones propicias que no se van a dar espontáneamente, sino que deben ser creadas por el profesor. Las propuestas que se sugieren en el libro parten de la consideración de la convivencia y el aprendizaje como dos facetas que forman parte de un único tronco común: la formación integral del alumno, que incluye el desarrollo de capacidades cognitivas (usualmente identificadas con el rendimiento académico), pero también de capacidades socioemocionales, que constituyen el lecho imprescindible para alcanzar logros en cualquier campo: la fuerza de voluntad, el autocontrol, la perseverancia o la capacida de de superación de adversidades, entre otras.
Se pretende aquí dar un giro radical al academicismo pertinaz que se resiste a abandonar las aulas de niveles obligatorios y que, paradójicamente, no genera excelencias académicas. Estas competencias necesarias para obtener un buen rendimiento académico entran de lleno en el mundo de la educación socioemocional además son entrenables—educables, pero se necesita convicción para darles la importancia que merecen: un tratamiento sistematizado y planifcado que no dependa de voluntarismos o ensayos al azar. Se pretende, por lo tanto, con este libro superar dos presunciones totalmente infundadas que se suelen dar en el mundo educativo (en adelante se entiende que nos referimos a niveles obligatorios):
Aunque en el libro abundan las estrategias prácticas, no es la intención que se confundan con un compendio de recetas, sino que, a diferencia de estas, aquellas forman parte de una visión global y coherente sobre la educación, y solo cobran sentido dentro de ella: aplicadas de forma inconexa no servirán de gran casa. Las estrategias propuestas pretenden ser eficaces, sencillas, fáciles de aplicar y formativas, pues están pensadas para la acción directa en las aulas y dirigidas especialmente a aquellos profesores que se sienten impotentes ante los problemas que les plantea a diario la clase: el profesor que empieza y se siente perdido, el que sufre diariamente, el que percibe que no puede más, el que cree que tendría que mejorar algunas formas de conducir la clase o el que no está seguro de ir en la dirección correcta.