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Milo celebra el Día de Muertos: una historia para recordar con el corazón
El pequeño ratón Milo regresa en una nueva historia llena de color, aromas y ternura. En "Milo celebra el Día de Muertos", nuestro protagonista aprende junto a su mamá que esta fecha no es de miedo, sino de recuerdo, amor y conexión familiar.
El cuento nos invita a acompañar a Milo en su viaje desde el bosque hasta la casa de su mamá, la señora ratona Marta, que vive justo al borde de los campos de cempasúchil. Estas flores, conocidas también como "flor de los veinte pétalos", son un símbolo esencial del Día de Muertos. Su color naranja brillante y su aroma intenso representan la luz del sol que guía a las almas de vuelta al hogar.
Al llegar, Milo descubre la ofrenda que su mamá prepara con tanto cuidado. Marta le explica que cada elemento del altar tiene un significado especial:
De esta manera, Milo comprende que el Día de Muertos no es solo una tradición mexicana, sino una celebración de la vida y del amor que nunca desaparece. A través de los recuerdos, la música, los sabores y los aromas, las familias mantienen viva la memoria de quienes partieron.
En una de las escenas más dulces, Marta le pide a Milo que silbe la melodía que su abuelo le enseñó. Ese pequeño gesto se convierte en un símbolo poderoso: recordar también es una forma de tener presente a los que amamos.
El cuento enseña a los niños que hablar de la muerte no tiene por qué ser triste. Puede ser una oportunidad para compartir historias familiares, agradecer los momentos vividos y sentir que el amor sigue presente.
"El Día de Muertos no es un adiós, sino un reencuentro que sucede en el corazón."
Milo celebra el Día de Muertos es una lectura ideal para el aula o el hogar. Ayuda a los niños a comprender el sentido profundo de esta tradición mexicana, fomenta el diálogo sobre los sentimientos de pérdida y refuerza valores como la familia, el respeto y la gratitud.
Así, entre el aroma del pan de muerto y el resplandor de las velitas, los pequeños lectores aprenderán -como Milo- que recordar también es una forma de amar.
Estas actividades están pensadas para acompañar la lectura del cuento y ayudar a los niños a comprender y vivir el significado del Día de Muertos de manera cercana y alegre:
Invita a los niños a crear un pequeño altar en el aula o en casa. Pueden dibujar o traer fotos de personas o mascotas que hayan sido importantes en sus vidas. Añadan flores de papel, dibujos y velitas de cartón. El objetivo es honrar la memoria y hablar con cariño de quienes ya no están.
Después de leer el cuento, los niños pueden escribir (o dictar) una carta a una persona o mascota que ya no está. Pueden contarle algo bonito que recuerden o algo nuevo que quisieran compartir. Luego, pueden decorar la carta con flores de cempasúchil dibujadas o recortadas.
Siguiendo el ejemplo de Milo, pide a los niños que recuerden algo que les enseñó un familiar (una canción, un juego, una receta, un refrán). Compartan en grupo lo que aprendieron y hablen de cómo los recuerdos nos acompañan siempre.
Usando papel de seda naranja o amarillo, los niños pueden crear sus propias flores de cempasúchil. Además de ser una manualidad divertida, es una oportunidad para hablar del significado de esta flor en la tradición mexicana.
Para reforzar la comprensión lectora, invita a los niños a ilustrar la parte del cuento que más les gustó. Pueden añadir un texto corto que explique qué aprendió Milo en esa escena.
"Milo celebra el Día de Muertos" no solo entretiene, sino que educa, emociona y conecta a los niños con sus raíces culturales. Es una hermosa forma de enseñarles que recordar también es celebrar la vida.