El maestro Julio Minjares Hernández, egresado de la Escuela Normal de Hermosillo, Sonora en 1927, creó un método para la enseñanza de la lecto-escritura con la finalidad de integrar a la personalidad del niño la lectura eficaz, así como la habilidad para escribir composiciones, palabras y oraciones dictadas. El método se fue perfeccionando año con año y en 1965 se aplicó en la escuela vespertina anexa Normal y Oral se difundió entre los maestros rurales. También en el Distrito Federal, un equipo de maestras asesora a quienes por primera vez deciden utilizarlo.
El método trata de integrar el aprendizaje de la lecto-escritura al conjunto de actividades del niño, en la escuela y en la vida. Es considerado como método global ya que utiliza todas las experiencias que el niño obtiene. También trata de integrar elementos de otros métodos siempre que cumplan con los principios básicos del método.
El método Minjares es considerado como un método visual, porque tiende a dar mucha importancia a ejercicios que estimula las senso-percepciones visuales. Es un método que parte de enunciados para que el niño los analice en las palabras que los integran y una vez comprendidos, el niño discrimina, valiéndose de múltiples ejercicios, primero las sílabas y después las letras. Con este proceso trata de evitar que los niños utilicen el fonetismo y el silabeo como forma de lectura y que ésta sea fluida.
El método está integrado por siete unidades; cada una de ellas cuenta con objetivos específicos y están correlacionadas entre sí, es decir que una unidad introduce a otra. Cuenta además con material didáctico compuesto por láminas, textos, tarjetas con palabras y con sílabas, así como letras, loterías y una “imprenta infantil” formada por palabras y sílabas impresas en cartón delgado y separado por perforaciones, fáciles de arrancar.
El maestro cuenta con material propio así como con un tablero y una corredera. El tiempo destinado a la adquisición de la lecto-escritura es todo el año escolar, pero se fijan metas a alcanzar en cada uno de los semestres. En el primer semestre el alumno debe adquirir el aprendizaje de la lectura y su comprensión. El segundo se dedicará al mejoramiento y a la ejercitación de la lecto-escritura para mecanizarla y dominar su comprensión absoluta. Se atiende también a la expresión oral y escrita.
El método se divide en tres etapas.
En la primera etapa (unidad 1) se incluyen el aprendizaje de las vocales y los ejercicios preparatorios. También se realiza una observación y clasificación del grupo utilizando tests. Los propósitos de esta etapa son lograr la adaptación del niño al medio escolar, corregir y ampliar sus formas de expresión oral, estimular sus sensorio-percepciones y mejorar su coordinación motriz. Se sugieren para ello varios juegos de atención y coordinación general, actividades relativas al vocabulario y a la estimulación visual, auditiva y motora. Para este fin se emplean juegos tradicionales, narraciones de cuentos rimas, poesías breves, identificación de figuras, percepción de contornos, así como las ocupaciones “Froebel”: pegado, desgarrado, tejido, recorte, etc.
Estos ejercicios deberán realizarse a través de todo el año.
La segunda etapa comprende cuatro unidades:
Cada unidad tiene propósitos específicos:
Cada una de las unidades inicia con la narración de un cuento alusivo al tema que se va a tratar. En la unidad dos, por ejemplo, el maestro comienza a narrar un cuento para presentar a los alumnos un determinado número de palabras básicas las cuales serán el punto de partida para introducirlos en el mecanismo de la lectura; estas palabras básicas tienen sentido para
el niño ya que están relacionadas con el cuento y se disponen de tal manera que las puede visualizar y llegar más tarde al análisis.
Los textos sólo cuentan con siete consonantes además de las cinco vocales. Las palabras presentadas en esta unidad son: la mamá Emma, el papá Pepe, Lola y Lulú, Tito, Daditos, la nena Ana, el oso Susú.
Una vez narrado el cuento se procede a la presentación de la lámina con los personajes y los textos correspondientes y posteriormente los alumnos identifican los personajes del cuento en orden distinto al establecido en los textos. El maestro recorta los personajes y los presenta aisladamente a los niños en el orden establecido y después alternado. Después se corean los textos.
Para realizar una clasificación somera que servirá para subdividir la clase en tres grupos, el maestro se basa en la copia de los textos presentados: el primer grupo estará formado por los que copien todos textos de la segunda unidad, en forma imperfecta pero más o menos semejantes al modelo; el segundo por los que se saltan renglones, suprimen letras pero conservan el diseño general del texto y el último por los niños que trazan rayitas, ruedas y figuras, este último grupo se coloca enfrente del maestro en la hilera central para vigilarlos constantemente.
Cuando los niños ya logran visualizar los textos, colocan los a personajes junto a ellos y los leen repetidas veces. En otra lección el maestro coloca nuevamente los personajes con los textos y los alumnos vuelven a leer varias veces.
Al día siguiente los alumnos manejan el material individual así como “imprenta infantil” para que los alumnos identifique los textos. Se les dedica un tercer día en el que los alumnos leen en su hoja y el maestro escribe en el pizarrón los textos completos de la segunda unidad.
Una vez que los alumnos identifican todos los textos presentados, el maestro separa las palabras de cada uno por medio de dobleces y pide a los alumnos leer por separado cada palabra y luego separan las palabras con su material individual de la misma forma que lo hizo el maestro. Posteriormente se unen diferentes palabras, por ejemplo Lola y Tito, en lugar de Lulú y Tito, etc.
Los alumnos realizan múltiples ejercicios de análisis, reconstruyendo y formando nuevos textos, tanto el en tablero como en su material individual.
Posteriormente y en diversas lecciones se hace uso de materiales específicos de los equipos (colectivo o individual) se deduce y se sistematiza el conocimiento tanto de las sílabas como de las letras que se manejan en esta unidad.
En forma semejante se tratan las unidades siguientes que corresponden a la etapa formal del método.
A esta etapa corresponden la sexta unidad “un viaje al país de cuentos”. Los alumnos ya se encuentran capacitados para la lectura, y para expresarse con mayor amplitud en forma escrita. En esta etapa se profundizan los problemas de visualización, comprensión, información académica y expresión oral y escrita.
Se le da al niño el libro “Un viaje al país de los cuentos” que contiene diversas lecturas como cuentos, rimas y otros aspectos señalados en el programa. Además de este material didáctico, el método incluye otros materiales como tarjetas con órdenes escritas y loterías de diversos tipos.
Son relativamente pocos los maestros que conocen el método Minjares, y algunos que se han interesado en él no logran integrarse a los grupos asesorados, ya que el cupo es limitado. Los profesores consultados informan que los resultados obtenidos son superiores a los obtenidos con métodos que habían utilizado anteriormente, sin embargo no se cuenta con datos precisos que certifiquen estas aseveraciones.